En estudios realizados entre 2015 y 2017 encontraron que un mayor porcentaje de masa grasa, pero no IMC, se asocia con concentraciones de proteína más altas en la leche materna. Hay que recordar que en el tercer trimestre de embarazo el cuerpo de la madre forma una reserva de masa grasa, 76% de esta reserva es grasa subcutánea que usará en lactancia.

En el caso de muchos minerales, el lactante está bien protegido por los procesos homeostáticos maternos, de modo que una deficiencia moderada o una ingesta  excesiva no alteran significativamente los niveles de estos micronutrientes en la leche materna.  Existen algunas excepciones, el selenio es una de ellas. La concentración de selenio en la leche materna se correlaciona con la ingesta de selenio en la dieta de la madre, al igual que el yodo y que el zinc.

Suplementación para prevenir deficiencia de vitamina D

*Estas recomendaciones son suficientes para cubrir los requerimientos nutricionales en el 97-98% de individuos sanos, así como para mantener la salud ósea y el metabolismo del calcio.

Lactantes y niños

  • Todos los lactantes alimentados exclusivamente al seno materno deben recibir 400 UI diarias de vitamina D en un suplemente. Debe iniciarse días después del nacimiento. Esta recomendación se hace basada en la baja concentración de vitamina D en la leche materna, así como la poca exposición que tiene el lactante a la luz del sol.
  • Prematuros: Se recomienda 400 UI al día de acuerdo con las recomendaciones de Estados Unidos, algunas guías canadienses y europeas sugieren un aporte mayor.
  • Los lactantes alimentados con formula infantil fortificada que beban menos de 33 onzas de formula al día deben recibir una suplementación basal con 400 UI al día. La mayoría de los pacientes son parcialmente alimentados con formula o bien no consumen esta cantidad al día por lo que es necesario recibir un suplemento.
  • Suplementación de la madre en lactancia. La administración de dosis moderadamente altas de vitamina D (4000-6400 UI al día) a la madre que da lactancia es otra manera de cumplir con el requerimiento del lactante alimentado exclusivamente al seno materno sin necesidad de suplementar a este último.
  • Suplementación en el embarazo. Para optimizar la salud ósea y las concentraciones de vitamina D del lactante al nacimiento, es importante asegurar en la madre embarazada una ingesta suficiente. La vitamina D cruza la barrera placentaria y contribuye a los depósitos de vitamina D fetales, particularmente en el 3er trimestre.

Niños mayores y adolescentes

  • La prevención en niños mayores que ya no son lactados o toman formulas infantiles fortificadas, se realiza mediante la suficiente ingesta dietaría de vitamina D.

La leche de vaca esta fortificada con 100 UI de vitamina D por taza, el consumo de al menos un litro de leche fortificada o bebidas no lácteas fortificadas es suficientes para cumplir al menos dos tercios de la ingesta diaria recomendada.

Sin embargo, la mayoría de los niños no consumen esta cantidad de leche o bebida fortificad a día por lo que es importante considerar la suplementación.

Aunque algunos productos procesados como los jugos de fruta o los cereales comerciales pueden estar adicionados con vitamina D, no son recomendados por su alto contenido de azúcar y calorías.


Dr. Ivonne Baeza Galván

Especialista en Pediatría Certificada

Diplomado en Nutrición Pediátrica

Referencias:

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